Lecciones de Transformación Personal: Lo que el Coaching Me Ha Enseñado

¿Qué me ha dejado el coaching?

Escribo este blog con la esperanza de que quienes lo lean encuentren en él algo de luz y ayuda. Si al menos una persona puede beneficiarse de lo que aquí comparto, habré cumplido mi propósito.

Cuando se habla de coaching, solemos escuchar sobre sus procesos, metodologías y tipos. Todo esto es interesante, pero la pregunta clave sigue siendo: ¿Para qué sirve realmente? ¿Cómo transformó a esa persona? ¿Qué aprendió? ¿Qué cambió en su vida? Estas son las preguntas que, como observadores del cambio de otros, muchas veces queremos responder.

Humberto Acuna

Mi camino hacia el coaching

No tengo claro cómo llegué a este mundo; probablemente, fue una serie de eventos que me llevaron a formarme como coach. Como me dijo una vez mi maestra Rocío Márquez: "La formación nunca termina. Con más de 7 mil millones de personas únicas y especiales en el mundo, siempre hay algo nuevo que aprender". Y qué razón tenía.

Cuando experimenté una sesión de coaching por primera vez, ya estaba en psicoanálisis. Aunque ambos enfoques se complementan, tienen ritmos y profundidades distintas. En una sola sesión de coaching puedes llegar a conclusiones muy profundas que te mueven significativamente.

El impacto personal

Me consideraba una persona "normal": tenía una familia excelente, una esposa maravillosa, dos hijos fantásticos, éxito profesional, liderazgo y prosperidad. Pero había algo en mi interior que no me dejaba ser feliz, una sensación constante de que algo faltaba. Desde esa inconformidad comencé a estudiar y practicar coaching.

Fue allí donde enfrenté mis propios bloqueos y me hice consciente de aspectos de mi vida que nunca había cuestionado. Por ejemplo, descubrí que podía ser yo mismo y decir "no" sin culpa. Antes, me dedicaba en cuerpo y alma a los demás, dejando de lado mi bienestar. Esto me llevaba al cansancio extremo y a problemas de salud recurrentes.

El coaching me ayudó a entender cómo mi historia familiar había convertido la responsabilidad en una cuestión de vida o muerte. Sentía que fallar era inaceptable, lo que me llevaba a buscar una perfección agotadora. Hoy sé que puedo ser responsable sin cargar con lo que no está bajo mi control, liberándome de la presión de asumir la responsabilidad de otros.

Aprendiendo a gestionar emociones

El coaching me enseñó a identificar, expresar y manejar mis emociones. Antes, podía permanecer enojado por días, acumulando resentimientos innecesarios. Ahora, aunque experimente un momento de enojo, lo reconozco, lo expreso y lo dejo ir. Esta habilidad ha sido clave para mantener mi bienestar emocional.

Escucharme y pedir ayuda

Uno de los mayores aprendizajes ha sido aprender a escucharme, cuestionar el origen de mis pensamientos y entender que no estoy solo. Pedir ayuda es un acto poderoso y necesario, y he descubierto que siempre hay alguien dispuesto a tender una mano si simplemente lo pides.

Agradecimientos

Quiero cerrar este escrito agradeciendo a quienes me han acompañado en este camino. A la Dra. Osea Lombardi, por su guía y apoyo continuo. A Alí Gallegos, quien me introdujo al coaching y me motivó a estudiarlo. A mis maestras Rocío Márquez y Yolin Molina, quienes supervisaron y apoyaron mi formación. A mis colegas y compañeros de viaje: Nilda Biggot, Giovanna Ojeda, Julio González, Karla Kroce, Gaby Ibáñez, Milagros Velásquez, Judith González y Arianna Martínez. A mi esposa Sara y mis hijos Luis y Estefany, por su paciencia y amor mientras atravesaba este proceso de cambio. Y, por supuesto, a mis coachees, quienes confiaron en mí durante mis primeros pasos como coach. Aunque no los nombre por confidencialidad, siempre tendrán mi gratitud.

Finalmente, gracias a Newfield Consulting, Alicia y Rafael, por su invaluable aporte a mi desarrollo como coach.

El coaching me ha transformado, y espero que mi experiencia inspire a otros a explorar esta herramienta poderosa. Nos leemos en la próxima entrega.