Del Conflicto al Entendimiento: La Fuerza de Aceptar al Otro
- Humberto Acuna
- 24 ene
- 4 Min. de lectura
Aceptar al otro puede ser uno de los mayores desafíos que enfrentamos como seres humanos. Especialmente cuando las diferencias parecen irreconciliables. ¿Cómo logramos convivir en medio de opiniones opuestas, maneras de ser distintas y formas de ver el mundo que no compartimos?
Este mes, dos experiencias me hicieron reflexionar sobre este tema.

Cuando las diferencias se vuelven barreras
El primer evento tiene que ver con la realidad política de Venezuela, un país dividido donde muchas veces parece imposible encontrar un punto en común. Si lees las redes sociales, es como si existieran dos países paralelos, cada uno convencido de que tiene la verdad absoluta. ¿Cómo llegamos aquí? ¿Cómo podemos salir de esta trampa de separación?
El segundo caso ocurrió en un taller que facilité en una empresa. Había dos equipos de trabajo. Uno de ellos decía estar completamente alineado y funcionar de manera eficiente. Sin embargo, el 40% del equipo no asistió a la actividad. Cuando pregunté por ellos, respondieron: “No están alineados con nosotros”. Incluso el líder mencionó que no aceptaba a uno de sus miembros porque “no encajaba”. Pero, ¿acaso ellos estaban dispuestos a alinearse con él?
En ambos casos, la falta de aceptación generaba división y estancamiento. Pero, ¿cómo se construye la aceptación cuando lo que nos separa parece más fuerte que lo que nos une?
Aceptar no es estar de acuerdo
Aceptar no significa que debemos compartir las creencias del otro ni justificar lo que no nos parece correcto. Se trata de reconocer su existencia, su punto de vista y su derecho a pensar diferente.
Muchas veces, la resistencia a aceptar surge del miedo. Miedo a perder control, a ceder poder, a sentir que si validamos la perspectiva del otro, estamos traicionando la nuestra. Pero aceptar no es perder; es abrirse a la posibilidad de ver más allá de nuestra propia mirada.
¿Cómo comenzamos el camino de la aceptación?
Para recorrer este camino, necesitamos desarrollar ciertas actitudes y prácticas. Aquí te comparto cinco claves para empezar:
1. Convéncete de que no todos somos iguales
Necesitamos de todos y cada uno de nosotros para salir adelante. Ninguno de nosotros, por sí solo, puede verlo todo ni tener todas las respuestas. Incluso en la mitología griega, los dioses tenían especialidades: Afrodita representaba el amor, Marte la guerra, Hermes la comunicación. Así como en la vida, hay diversidad en talentos, pensamientos y maneras de ver el mundo.
Pregúntate:
¿Qué me aporta la diferencia en el otro?
¿Cómo su visión puede ayudarme a ver algo que yo no veo?
2. Busca el punto en común
Por más diferencias que existan, siempre hay algo que nos une. En lugar de enfocarnos en lo que nos separa, podemos preguntarnos:
¿Qué valor compartimos?
¿Qué objetivo en común tenemos?
¿En qué cosas sí coincidimos?
El ejemplo del béisbol lo ilustra bien. Como caraquista, cada vez que hablo con un magallanero, defendemos con pasión nuestros equipos. Si medimos el éxito en títulos, Caracas es superior. Si lo medimos en enfrentamientos directos, Magallanes ha ganado más juegos. ¿Quién tiene la razón? Todo depende del criterio que se use. Lo mismo ocurre en la vida: según el enfoque, cada uno puede tener su parte de verdad.
3. Indaga antes de juzgar
Antes de asumir que el otro está equivocado, vale la pena hacer preguntas que nos ayuden a entender mejor su perspectiva:
¿Qué ves que yo no estoy viendo?
¿Desde dónde lo estás mirando?
¿Cuáles son tus razones para pensar así?
Aceptar no significa que debamos cambiar de opinión, pero sí implica darnos la oportunidad de comprender al otro sin prejuicios.
4. Cuestiona tus propias creencias
Muchas veces creemos que nuestra forma de ver el mundo es la única válida. Pero, ¿y si no lo fuera? Reflexionar sobre esto nos ayuda a soltar la rigidez mental y emocional.
Pregúntate:
¿Qué pasaría si estuviera equivocado?
¿Qué gano manteniendo esta postura?
¿Qué pierdo si me abro a otra perspectiva?
Aceptar la posibilidad de estar equivocado no nos debilita. Nos hace más flexibles y nos permite aprender.
5. Atrévete a dar el primer paso
Las grandes transformaciones en la historia han ocurrido porque alguien decidió romper con la división. Nelson Mandela, por ejemplo, comprendió que si quería unificar Sudáfrica, debía acercarse a aquellos que históricamente habían sido sus enemigos. Decidió apoyar el rugby, un deporte asociado a la minoría blanca opresora, porque entendió que eso podría construir un puente en lugar de levantar un muro.
Pregúntate:
¿Estoy dispuesto a escuchar antes de rechazar?
¿Puedo reconocer al otro como un ser humano, más allá de sus ideas?
¿Qué puedo hacer yo para fomentar el respeto y el entendimiento?
Aceptar para vivir en paz
Cuando nos negamos a aceptar, el principal afectado somos nosotros mismos. Nos llenamos de resentimiento, rabia y frustración. Vivimos en una lucha constante que nos desgasta y nos impide disfrutar la vida.
Aceptar no significa rendirse ni resignarse. Significa reconocer que el otro tiene derecho a existir con su visión del mundo, aunque no la compartamos. Y en ese reconocimiento, encontramos paz.
Así que la próxima vez que te enfrentes a alguien con quien no estás de acuerdo, antes de reaccionar con rechazo, intenta hacerte una sola pregunta:
¿Qué pasaría si, en lugar de enfocarme en la diferencia, buscara lo que nos une?
Quizás ahí encuentres una respuesta que nunca antes habías considerado.
Nota: Caraquista, es un fanatico de los Leones del Caracas, equipo de la liga de Biesbol Profesional de Venezuela, MAgallanero, es un. fanatico del equipo Navegantes del magallnes, de la mims liga de Beisbol.
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