top of page

Pobrecito Yo: La Víctima, el Personaje, la Máscara


Si necesitas pedir permiso para vivir lo que es tuyo, posiblemente te estas engañando.


Como coach he aprendido que, muchas veces, la forma en que buscamos contención, atención, aceptación y/o seguridad nos lleva a un lugar donde no podemos ser auténticos ni libres.Así aprendemos a usar máscaras, a representar personajes que nos esclavizan, cuyo único objetivo es evitar conectar de nuevo con esa herida que aún está abierta.

Estas heridas, muy dentro de nosotros, duelen. Vienen desde que somos muy pequeños: abandono, rechazo, humillación… o la mezcla de varias.


La máscara de la víctima:

Uno de esos personajes es la Víctima. Sí, ¡victimizarnos!No hablo de personas que han sufrido tragedias o injusticias reales, sino de la posición inconsciente que adoptamos para navegar la vida. Es un patrón donde, sin darnos cuenta, nos volvemos expertos en generar contención: pedimos permiso en lugar de actuar o justificamos nuestras acciones desde una posición de desventaja.


Así evitamos la posibilidad de una respuesta que nos conecte de inmediato con la herida. Por ejemplo:—"No, no puedo ayudarte, resuélvelo tú solo/a."—Entonces, preferimos hacernos los “pobrecitos”, obtener un “sí” y esquivar el dolor.


No se trata de no ser vulnerables. En algún momento todos necesitamos mostrarnos con humildad y pedir lo que necesitamos. La vulnerabilidad auténtica es un acto de fuerza y conexión: permite mostrar sentimientos y pedir contención de manera sana. La victimización, en cambio, es un mecanismo inconsciente para protegernos del dolor, buscando sostén emocional de manera indirecta, a través de la justificación, el “pobrecito yo” o la sumisión.


Un ejemplo de la vida real:

Imagina que quieres emprender un proyecto personal, iniciar un pasatiempo o tomar una decisión importante que afectará tu vida y la de tu pareja.A pesar de tener todo el derecho, sientes la necesidad de “pedir permiso”. En lugar de notificar tu decisión con claridad, presentas la idea con inseguridad, justificando cada detalle y, en el fondo, buscando contención incondicional.


Este acto de “pedir permiso y justificar” es una manifestación de la mentalidad de víctima. Es una estrategia para evitar el rechazo, la crítica o la humillación. El rechazo duele… y hacemos todo lo posible por evitarlo.


Pero así, sin darnos cuenta, cedemos nuestra libertad a cambio de sentirnos protegidos frente a esa herida profunda.Creemos que nos protegemos del “no” y del rechazo, pero en realidad sacrificamos nuestra libertad y nuestra esencia.


Cuando el personaje ya no encaja, la máscara pesa

Estos mecanismos de defensa nos sirvieron en la infancia y durante años. Pero llega un momento en que empiezan a pesar.Ya no los necesitamos, pero soltarlos da miedo.Entonces algo dentro de nosotros empieza a fallar:Te despiertas cansado aunque dormiste; te irrita lo que antes tolerabas; pospones lo importante.La máscara pesa. El personaje ya no ayuda: lucha por sobrevivir.


Y es tu “yo” actual el que, a través de esas emociones y sensaciones, grita pidiendo salir… para construir una persona más auténtica y en paz consigo misma.

Si te encuentras ahí, y esta situación resuena contigo… ¿qué esperas para empezar a ser el/la protagonista de tu vida?


Imagen cortesia de Freepik.Es
Imagen cortesia de Freepik.Es


La guía: Dejar de ser la víctima y empezar a ser el protagonista

Si esto resuena contigo, no estás solo/a. Reconocer estos patrones es doloroso, pero es el primer paso para transformarlos.La victimización no es un rasgo fijo; es una estrategia de supervivencia que puede cambiar. Es un proceso gradual. No esperes que desaparezca de inmediato: cada paso cuenta.


Reconoce y nombra el patrón ¿En qué áreas de tu vida te sientes más como una víctima? ¿Pides permiso innecesariamente? ¿Usas el “pobrecito yo” para obtener lo que quieres? Ser consciente es un acto de poder.


Identifica los “beneficios” de la victimización ¿Qué ganas al ser la víctima? ¿Atención? ¿Evitas responsabilidad? ¿Ganas contención? No te juzgues. Entenderlo te permitirá buscar formas más sanas de satisfacer esas necesidades.


Pregúntate: ¿Qué haría un protagonista? En esas situaciones donde te sientes impotente, imagina que eres el protagonista. ¿Cómo actuaría? ¿Con seguridad? ¿Sin pedir permiso? Actuar “como si” te ayudará a desmontar el patrón.


Haz pequeños actos de protagonismo Comienza con acciones pequeñas. La próxima vez que necesites algo, en lugar de justificarte, pide de forma clara y directa. Pasa del “no merezco” al “merezco”.


Perdónate y avanza Estos patrones nacieron de experiencias pasadas. No te culpes. Decide conscientemente crear un futuro distinto. Acepta tu historia sin dejar que te defina.


Este es un camino difícil, pero cada paso hacia la responsabilidad es un paso hacia la libertad.


Elige hoy un “acto de protagonismo” de 5 minutos y hazlo antes de dormir.


Si deseas puedes ver el Video en Youtube

Comentarios


bottom of page