top of page

Cuando la inspiración no aparece: La trampa del estándar invisible.

No siempre vamos a estar 100% inspirados ni al tope de nuestra capacidad.Ni los mejores deportistas, con toda su preparación, tienen días perfectos. Un cantante, un pintor o un escritor tampoco conviven con la musa todos los días. Y está bien: no somos una línea recta. Como en la naturaleza, tenemos altos, bajos, claros y oscuros.

Lo que realmente nos define no es la situación que vivimos, sino cómo actuamos dentro de ella.


Da el primer paso aunque no estés al 100%
Da el primer paso aunque no estés al 100%

¿Qué pasa cuando no estoy al 100%?

A veces nos preguntamos:Si hoy no estoy inspirado, ¿vale la pena empezar? ¿Qué pasa si el resultado no es tan bueno como quiero? ¿Cómo doy el primer paso sin perderme a mitad del camino?


Si alguna vez te has sentido paralizado, este artículo es para ti.


La perfección como freno invisible

Cuando no estoy motivado, lo primero que aparece es el pensamiento:¿Será suficiente lo que entregue?


Y ahí surge un viejo conocido: la perfección.

Pero no la perfección sana, la que te invita a hacer las cosas bien.No. Hablo de esa perfección que es, en el fondo, un juicio.Un estándar rígido, absoluto, y—lo más peligroso—autoimpuesto.


Para explicarlo con claridad, pensemos en algo simple:

  • Tienes que enviar un informe, escribir un correo, grabar un video o entregar un proyecto.

  • Sabes qué tienes que hacer.

  • Tienes la información.

  • Tienes el tiempo.

Pero no lo haces.Porque “todavía no está perfecto”, “falta mejorar algo”, “no es el momento ideal”, “voy a esperar a sentirme preparado”.

Y ahí es donde la perfección te paraliza.


Los tres tipos de estándares… y el más peligroso

Cuando entregamos un resultado, normalmente estamos midiendo la calidad con alguna referencia.Hay tres tipos:

  1. El estándar del clienteClaro, explícito, medible. Si no lo cumples, te lo dicen.

  2. El estándar profesional o técnicoTambién está claro: normas, procedimientos, buenas prácticas.

  3. El estándar interno que nadie definió —la vara invisible—. Este es el más peligroso.

¿Por qué? Porque no tiene parámetros.


No tiene un “suficiente”.

Nunca termina.

Nunca alcanza.

Nunca aprueba.

Y lo más curioso:

Muchas veces no es tuyo.


La búsqueda de un reconocimiento que nunca llegó

La mayoría de las veces, este estándar interno nace de un lugar emocional muy profundo:la necesidad de un reconocimiento que no llegó en su momento.

Puede ser de un padre, de una madre, de una figura de autoridad, de una pareja o de alguien que nunca nos dijo “lo hiciste bien”.


Entonces trabajamos buscando una validación que no sabemos de quién es…ni cómo es…ni cuándo llega.


Medimos nuestro desempeño con una vara que no conocemos.

Y ahí aparece la frase más dañina:"Aún no es suficiente",que rápidamente se convierte en:"Yo no soy suficiente".


Reconocer la vara invisible es romper el hechizo

Identificar esto no es debilidad.Es valentía.

Porque una vez que reconoces que tu estándar viene de un lugar emocional, no profesional, puedes distinguir:


  • Si estás trabajando para un cliente,

  • Si estás cumpliendo una norma, o

  • Si estás obedeciendo una voz interna que no tiene forma, origen ni fin.


Las dos primeras opciones se pueden cumplir. La tercera no. Nunca.


El primer paso no es inspiración: es amor propio

Aquí viene el giro importante: No necesitas sentir inspiración para empezar.Necesitas empezar con amor.


Un primer paso pequeño, honesto, sin exigencia absurda.Decirte:


“Hoy no estoy al 100%, pero voy a hacerlo bien.Voy a hacerlo con cariño.Voy a hacerlo para mí.”


Cuando corría maratones, alguien me dijo algo que nunca olvidé:

“Lo importante no es el maratón.Lo importante es ponerte el primer zapato.”

Muchas veces lo hice sin ganas.Muchas veces cansado.Pero siempre me puse ese primer zapato recordando por qué corría.Y aunque no siempre logré el tiempo que quería, siempre llegué. Y siempre llegué, cansado, pero feliz.


Si no hay musa, camina igual

Cuando la motivación falta, da el primer paso con la energía que tengas.Hazlo bien.Hazlo con amor. Hazlo para ti.


No tiene que quedar perfecto. Solo tiene que quedar bien para ti, con tus estándares, los tuyos, no con los que heredaste.


Y si no puedes hacer… también está bien

A veces, no hacer es parte del proceso.

Descansar. Aburrirte. Desconectarte. Recargarte. Respirar.

No somos máquinas.No hay nadie que pueda estar 24/7 creando, rindiendo o produciendo. Negar esto hace tanto daño como perseguir la perfección absoluta.

Como dice la ley hermética:los extremos terminan siendo lo mismo.

A veces dejar de hacer… es hacer mucho.


Cierre

Hoy escribí esto en un día en el que la musa estaba apagada. Y aun así, recordarme “hazlo bien, con amor”, fue suficiente para terminarlo.


Ojalá este texto te acompañe en esos días en los que tú tampoco estás al 100%.


Que tengas un gran día.

Comentarios


bottom of page