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El autobús pasa: Atrévete a tomar decisiones

  • Foto del escritor: Humberto Acuna
    Humberto Acuna
  • 24 feb
  • 3 Min. de lectura

Tomar decisiones es parte esencial de la vida. A veces, nos encontramos en una encrucijada, esperando la señal perfecta, la garantía absoluta de que todo saldrá bien. Pero la realidad es que el autobús de las oportunidades no espera. La pregunta es: ¿Te subes o te quedas?


El miedo a decidir:


Persona intentandotelos decidir cual autobusero tomar
Imagen generada por Chat GPT

Una de las emociones más presentes en la toma de decisiones es el miedo. Tememos equivocarnos, perder algo en el camino o arrepentirnos después. Pero lo cierto es que no hay garantías absolutas. Lo que sí tenemos es la información del momento, nuestra intuición y la capacidad de asumir las consecuencias.


Cuando aplazamos una decisión por miedo, estamos decidiendo no decidir. Y esa también es una decisión con consecuencias. Como dice la canción de Rubén Blades: “Decisiones, cada día, alguien pierde, alguien gana”.

La vida no espera.


Buscando una garantía de éxito:


Muchas veces, posponemos nuestras decisiones esperando una certeza absoluta. Queremos que alguien nos asegure que todo saldrá bien antes de dar el paso. Pero la verdad es que nadie puede ofrecer esa garantía. Cada persona vive una realidad distinta, con sus propios recursos, experiencias y aprendizajes.

En lugar de buscar una fórmula mágica, hazte las preguntas correctas: ¿Qué hizo alguien que ya pasó por esta situación?, ¿Cuáles fueron sus desafíos?, ¿Cómo los superó? Usa esa información para diseñar tu propio camino, pero recuerda que la decisión final siempre será tuya.


La excusa de "lo hago por otros":


Otra trampa común en la toma de decisiones es escudarnos en los demás. Decimos: "Lo hago por ellos", "Me obligaron a hacerlo", "No tenía otra opción". Pero la verdad es que siempre elegimos. Nadie nos obliga realmente. Si decides quedarte en un trabajo, en una relación o en un país, es porque, consciente o inconscientemente, estás eligiendo pagar ese precio.

Ser brutalmente honestos con nosotros mismos nos ayuda a asumir nuestras decisiones con mayor claridad y responsabilidad. No hay decisiones perfectas, pero sí hay decisiones honestas.


Si no es como quiero, entonces no:


Otra razón por la que evitamos decidir es porque esperamos que todo encaje a la perfección. Queremos la casa perfecta, el trabajo ideal, la pareja sin defectos. Pero en la vida, todo es una negociación. No se trata de conformarse, sino de ser realistas. ¿Qué estás dispuesto a ceder para obtener lo que buscas?

La perfección puede ser una trampa. Esperar la oportunidad ideal puede hacer que termines perdiendo todas las oportunidades. El autobús pasa y si sigues esperando el ideal, puede que nunca subas a ninguno.


Perder también es parte del proceso:


Tomar decisiones implica dejar algo atrás. Pero así como perdemos, también ganamos. La vida es un equilibrio constante: ganar-perder, avanzar-retroceder, aprender-desaprender. En lugar de enfocarte en lo que podrías perder, piensa en lo que puedes ganar.

Al final, decidir o no decidir, ambas son decisiones. La diferencia está en que, si decides, al menos tienes la posibilidad de avanzar, aprender y crecer. Nadie tiene garantías, pero si no te atreves, la única certeza es que el autobús se irá sin ti.



¡Atrévete a decidir! La mejor garantía de éxito es confiar en que hiciste lo mejor con la información que tenías en ese momento. Y recuerda, siempre habrá una ganancia: una experiencia, un aprendizaje o una nueva oportunidad que solo llega cuando te atreves a subir al autobús.


Nos hablamos en nuestra proxima entrega

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